Venga, que por fin me he animado con la primera entrada del blog. Primera de muchas, ¡o eso espero! El otro día escuchaba que esto de escribir es una de las cosas de la vida que cuanto más haces más fluye y menos cuesta. ¡Espero que así sea!. Porque está siempre en mi lista de tareas, pero siempre lo dejo para el final y termino aplazando para el día siguiente…y así en bucle jeje.
Partimos de la base de que posicionas al bebé a la altura de tus besos y tienes en tus manos un portabebés ergonómico que se adapta al tamaño y estado madurativo de tu peque. Esto es paso imprescindible (y ya tengo idea para otra entrada, yujuuu xD).
Pues ea, vamos al lío. Mucho puedes leer e investigar sobre portear de manera ergonómica y segura, pero ¿sabes qué? hay dos factores que, si los cumples, tienes hecha la mayor parte del trabajo (que no toda :P). ¿Te los cuento ya?
- Bascular la pelvis: mucho se habla de esto, pero… ¿sabes lo que es? Cuando basculas la pelvis del bebé hacia tu cuerpo, su periné (que no su pubis) queda pegadito a ti, en contacto contigo. Las rodillas se elevan, la espalda se redondea y el culete baja automáticamente. Conseguimos de esta manera la ansiada postura fisiológica de la que siempre se habla. En la foto puedes apreciar la postura que uso para conseguirlo (variará ligeramente dependiendo del portabebé que vayamos a usar). Una vez colocado en el portabebés también puedes perfeccionar la postura, o bien metiendo tus manos entre la tela y el bebé y acentuando ese movimiento de la pelvis hacia ti, o bien tirando de las corvas (parte de atrás de las rodillas) hacia arriba (levantar rodillas vaya), para que éstas suban y baje el culo.
- Buena tensión: si el ajuste de la tela del portabebés es adecuada, nuestro peque mantendrá la postura que hemos conseguido al bascular la pelvis. Su cabecita podrá ir sujeta si es necesario, reposando en tu pecho y de lado probablemente, y sus vías respiratorias estarán despejadas. La idea es que sea la tela la que se adapte al bebé, y no al revés. Si el portabebés le queda grande o no está bien ajustado, quedarán arrugas y el bebé se irá bajando y/o torciendo hacia un lado. Puede ocurrir entonces que se pronuncie mucho la curvatura de su espalda, que su mentón acabe pegado a su esternón, y así es como se puede interrumpir el flujo normal de aire.
Por lo general, y según mi experiencia, tendemos a tensar poco por miedo a apretar mucho al bebé contra nuestro cuerpo. Y ojo, porque la idea no es que quede como “aplastado” contra nosotras. Si queda así es porque no hay una correcta basculación de su pelvis. Pero puedes estar tranquila, si va muy apretado se quejará, no irá cómodo (ni tú) y te lo hará saber.
¿Y cómo saber si la tensión es correcta? esto lo aprenderás sobre todo con el tiempo y la experiencia, pero básicamente:
- Es aquella suficiente para que tu bebe quede pegadito a ti y no se separe si te inclinas hacia adelante.
- Si metes un dedo entre la tela y el bebé entra, aunque quede apretado.
Si cumplimos con estos dos pasos el resultado será que las vías respiratorias estarán despejadas. En la foto puedes ver de lo que hablo. Hago mención especial a este punto porque en cuanto a seguridad es lo más importante, sin lugar a dudas. Un portabebés puede ir mejor o peor colocado, y esto influirá en vuestra comodidad y en una postura más o menos correcta, pero que las vías respiratorias estén libres es vital, sobre todo cuando hablamos de bebes pequeños que aún no tienen control cefálico. Es fácil de comprobar: el mentón no ha de tocar su pecho nunca ni debe haber nada que las obstruya (una bufanda tuya por ejemplo). Si pasa esto: revisa el ajuste.
Esto era lo que quería contarte hoy :), espero que te sirva de ayuda y te animes a ir haciéndote consciente de estas cositas cuando portees, notarás la diferencia, creéme. E irás en el buen camino para portear de manera más ergonómica, cómoda y segura.
¡Que disfrutéis del contacto!
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